viernes, 10 de junio de 2011

CAMARERA DE HOTEL, TRABAJO RIESGOSO.



NEW YORK.- Las camareras de los hoteles dicen que a menudo les asusta un poco girar el picaporte e ingresar a una habitación para limpiarla. ¿Qué se encontrarán? 

Argelia Rico se topó una vez con un hombre desnudo que se masturbaba mientras se la comía con los ojos. Kimberly Phillips fue recibida por un par de perros que le mordieron una pierna.

Una camarera del exclusivo hotel Sofitel de 
Nueva York afirma ahora que nada menos que el director del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn intentó violarla en su suite, por la que pagaba 3.000 dólares la noche.

Organizaciones laborales dicen que en años recientes hubo al menos diez episodios similares en Estados Unidos. Y que en muchos casos no hay denuncias porque las víctimas son personas indocumentadas o porque no quieren espantar a sus huéspedes.

Muchos hoteles, por otra parte, despidieron personal de seguridad durante la recesión, por lo que los empleados son más vulnerables.

"Es un trabajo peligroso", expresó Yazmin Vázquez, quien trabaja en un hotel del centro de Chicago. "Los huéspedes piensan que pueden hacer lo que quieran con nosotros porque no tenemos el mismo poder que tienen ellos ni el dinero que tienen ellos".

Anthony Roman, consultor de Nueva York que lleva 30 años trabajando en la vigilancia de los hoteles, dice que sabe de decenas de casos en los que camareras debieron soportar situaciones de riesgo, desde propuestas indecentes de borrachines hasta violaciones.

"No es algo inusual", expresó.

Roman dijo que los hoteles tratan de asegurarse de que las camareras no están solas durante su turno, pero que "si hay un acosador sexual, no hay mucho que se pueda hacer".

En el hotel de lujo de Toronto donde trabajó Andria Babbington por 17 años, las camareras odiaban tener que hacer camas durante la noche.

Algunos huéspedes ponían dinero debajo de la almohada o les pedían algún servicio sexual y les decían que podían llevarse el dinero al irse, indicó Babbington.

Otros eran más cautelosos, pero con las mismas intenciones: preguntaban de qué país era una camarera y si sostenía a muchos familiares. Después hacían algunas preguntas con tono amistoso acerca de lo poco que ganaban en el hotel, seguidas de un ofrecimiento de mantener relaciones sexuales a cambio de dinero.

Un huésped le insistió durante varios días a Babbington para que se acostase con él y con su esposa.

Dijo que si las empleadas reaccionaban irritadas, los huéspedes a veces se quejaban ante la gerencia.

"Se quejaban y la gerencia les enviaba un cesto de frutas y les ofrecía un descuento en su próxima estadía", manifestó Babbington. "Era la norma y no había nada que pudiéramos hacer".

Babbington, quien hoy tiene 45 años y es dirigente sindical, dice que sigue escuchando las mismas historias.

Rico, un ama de casa de 38 años que reside en Irvine, Califonia, cuenta que en el 2009 limpiaba un baño cuando un huésped entró a la habitación y le pidió que cambiase las sábanas. Lo hizo y luego fue a recoger sus cosas el baño.

Al salir, se encontró al individuo desnudo, mirándola y masturbándose.

"Le dije a mis supervisores lo que había sucedido y no hicieron nada", cuenta Rico. "A partir de entonces le tuve que pedir a alguna compañera que fuese conmigo cada vez que limpiaba su habitación porque me asustaba".

Phillips limpiaba habitaciones en un Hampton Inn de Lebanon, Kentucky, el año pasado cuando abrió la puerta de la 118 y se topó con dos perros que la atacaron y le mordieron la pierna izquierda. Un huésped logró ahuyentarlos usando la escoba de la camarera.

La mujer, quien tiene 40 años, camina con bastón, rengueando, pues sufrió lesiones en un nervio de la pierna. Además sufre de ataques de pánico.

"Me cambió radicalmente la vida", asegura. "No puedo ni sentarme afuera. Me da miedo pensar que un perro se me puede venir encima".

La administradora del Hampton Inn, Becky Edlin, dijo que el hotel había reforzado las medidas de seguridad, pero no dio detalles.

Muchos hoteles tomaron medidas para proteger a las camareras, como por ejemplo prohibirles que entren a una habitación si hay gente en ella. Una práctica común es colocar el carrito en la puerta, para que no se cierre cuando está adentro.

Vázquez, de 40 años, dice que comenzó a usar más ropa debajo de su uniforme luego de que un huésped importante irrumpió en el baño que limpiaba y le sacó la ropa. También luce una chaqueta que le llega a los muslos.

"Hay que esconder la figura", expresó.

Algunos canales envían hombres a una habitación durante la noche si las computadoras indican que un huésped está viendo películas pornográficas, según Carl Boger, decano del programa de administración de hoteles de la Universidad de Houston.

Ejecutivos de Sofitel aseguran que nunca antes habían tenido una agresión sexual a una empleada en ninguno de sus hoteles de todo el mundo.

La camarera, una inmigrante de Guinea de 32 años, dice que Strauss-Kahn apareció desnudo cuando ella ingresó a la habitación y la atacó en el dormitorio y en el baño antes de que ella pudiera zafarse.

Strauss-Kahn fue acusado de varios cargos, incluido el de intento de violación.

Organizaciones laborales dicen que la crisis económica obligó a los hoteles a despedir a guardias y camareras, lo que hace que aumenten los riesgos.

"Estás sola en un piso, con esos corredores largos, limpiando 30 habitaciones a diario", expresó Tho Do, vicepresidente de UNITE HERE, un sindicato de empleados de hoteles. "No tienes mucha protección".

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